jueves, 6 de diciembre de 2012

NO NOS CONFUNDAMOS, WERT Y RIGAU SON TAL PARA CUAL

La reforma de Wert va a ser efímera, como mucho dos años. Es ideología en estado puro,  usar la escuela y los niños como arma arrojadiza. Montar batallas ideológicas  con la escuela como arma  tiene algo de rastrero y miserable, pero es moneda común en nuestro país. En el caso del anteproyecto de mejora educativa se han corrido muchas cortinas de humo. Si nos apartamos del conflicto  inmediato y nos  situamos en una perspectiva de medio plazo lo vemos todo claro: el tema de la lengua no es lo más importante, al contrario, esa es la parte negociable. Después de todo este juego de indignación de Rigau y de prepotencia wertiana  ¿qué quedará? Pues que  se cederá en la cuestión catalana, Rigau quedará como la salvadora de la lengua, Wert como el ministro que supo ceder por el bien de la cohesión nacional y al final de la tomadura de pelo, ambos se saldrán con el verdadero objetivo de la “mejora educativa”, que no es otro que desmantelar la escuela pública y trasladar la inversión a la escuela privada. Basta con leer esta parte del anteproyecto: "cuando en el municipio  no haya plaza disponible para la educación en castellano como lengua vehicular, la comunidad deberá pagar la plaza en un centro privado para garantizar la enseñanza en castellano”. Pagar con dinero público. No nos confundamos, cuando se trata de trasladar el escaso presupuesto de educación del sector  público al privado,  en eso, sí  hay un pleno acuerdo Wert-Rigau.